La consolidación de un instrumento jurídico regulador de un proceso universal
para el juzgamiento de las personas naturales que cometan alguno de los delitos atroces tipificados y sancionados en el Estatuto de Roma, como lo son el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y de agresión, constituye un logro muy importante de la diplomacia y del derecho que no puede ser menospreciado. Sin embargo, a más de veinte años de su entrada en vigencia, la Corte Penal Internacional no ha ofrecido los
resultados esperados. Ante esta realidad, surge la necesidad de determinar los cambios que deben implementarse y las medidas que deben adoptarse a los fines de lograr el adecuado juzgamiento de los crímenes atroces, lo cual se justifica y cobra vital importancia en razón de alcanzar el triple propósito que persigue el Estatuto de Roma como lo es la prevención de los delitos, la lucha contra la impunidad y la reparación de las víctimas. De esta forma, elaborar una propuesta viable que contribuya a superar el estancamiento en que se encuentra el juzgamiento de estos crímenes, es el propósito de la
presente tesis. Para ello se utilizará un método cualitativo de nivel comprensivo esencialmente con recolección documental y análisis de contenido de interpretación hermenéutica exegética y finalista fundamentalmente. En un mundo cada vez más
globalizado, donde los crímenes atroces siguen cometiéndose, sin que se vislumbre la intención de su cese o disminución, ofrecer una propuesta que permita alcanzar el efectivo juzgamiento de los mismos y una tutela judicial efectiva y eficaz en la administración de justicia penal internacional contribuye a cumplir con los propósitos de la creación del Estatuto de Roma y a dar respuesta a un clamor que desde hace años vienen elevando tanto las víctimas como la comunidad internacional en general.
Description:
La creación de una corte penal internacional de carácter permanente, viene a
consolidar la idea de la existencia de valores comunes de la humanidad,
independientemente de su color de piel, credo e incluso ideas políticas, lo que permite
precisamente que nos reconozcamos como iguales en nuestras diferencias, donde la
preservación de unos significa la de todos. La humanidad, por fin entendió que la
“deshumanización” es quizá una de sus principales características y por tanto debe
procurar controlarla hasta minimizarla, porque ciertamente no podrá destruirla