Sopesar la relación de las artes visuales con la política, durante este período, pide ir más allá de las disputas sobresalientes en los medios, las redes sociales y la calle. No obstante, es necesario deslastrarse del contenido ideológico y evadir los canales de difusión masiva, al menos situar esta relación en un lugar donde las banderas políticas no fijan la identidad de los argumentos y el nexo de las obras con la sociedad.